BIOGRAFÍA
Claire Voisin (Saint-Leu-la-Forêt, Valle del Oise, Francia, 1962) se doctoró en 1986 por la Universidad de París Sur bajo la dirección de Arnaud Beauville y ese mismo año se incorporó al Consejo Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia. Hoy es profesora de Investigación en el Instituto de Matemáticas de Jussieu-Paris Rive Gauche (SU, UPCité, CNRS), un laboratorio de investigación que depende del CNRS, la Universidad de la Sorbona y la Universidad de París. Ha sido miembro del Centro de Matemáticas Laurent Schwartz de la Escuela Politécnica de París y fue la primera mujer matemática en incorporarse al Colegio de Francia, donde desempeñó la Cátedra de Geometría Algebraica entre 2016 y 2020. Ha sido ponente invitada en los principales centros de investigación y congresos especializados del mundo y ejerce o ha ejercido responsabilidades editoriales en publicaciones como Mathematische Zeitschrift, Journal of Algebraic Geometry, Duke Mathematical Journal o Moduli.
CONTRIBUCIÓN
Voisin recuerda que su relación con las matemáticas no se debió a ningún “flechazo” repentino, sino que más bien fue una pasión fraguada lentamente a lo largo de muchos años. Poco después de comenzar su prolífica carrera investigadora, reparó en que la llamada simetría de espejo, ya desarrollada por otros autores, podía jugar un papel importante para tender puentes entre la geometría algebraica y la simpléctica. Plasmó sus conclusiones en el libro Simetría de espejo, publicado en 1996, contribuyendo así a crear dinámicas de intercambio entre estas dos disciplinas.
De entre sus trabajos posteriores, Voisin destaca que aquellos que más le han satisfecho son los artículos en los que ha obtenido resultados importantes, pero sencillos de enunciar y que ha podido demostrar mediante un método elegante gracias a haber dado con una nueva manera de pensar en el problema. Por ejemplo, en un artículo publicado en 2004 en Inventiones Mathematicae, descubrió que existían ciertos objetos dentro de la geometría algebraica, llamados variedades de Kähler, que no se podían obtener a partir de deformaciones de otras variedades aparentemente relacionadas. Para demostrar esta imposibilidad, empleó herramientas procedentes de la topología, una rama más relacionada con la geometría simpléctica que con la algebraica.