BIOGRAFÍA
Gerardo Ceballos (Toluca, México, 1958) se licenció en Biología por la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (México) y obtuvo sendos títulos de máster en las universidades de Gales (Reino Unido) y de Arizona (Estados Unidos), donde también se doctoró en 1988. En 1989 se incorporó a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en cuyo Instituto de Ecología es hoy investigador titular. Es autor de 55 libros, numerosos artículos científicos y de dos centenares de estudios aplicados en gestión y conservación empleados en informes técnicos de instituciones como el Banco Mundial, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional o el Gobierno del Estado de México. Es el promotor de la regulación mexicana sobre especies amenazadas y de más de 20 áreas naturales protegidas que suman más de un millón y medio de hectáreas.
CONTRIBUCIÓN
Gerardo Ceballos ha dirigido su investigación hacia el estudio de la fauna y la magnitud de la extinción. Uno de sus trabajos más destacados compara las tasas de extinción actuales con las de épocas pasadas. Tras un minucioso análisis de numerosas especies, Ceballos concluyó –en una investigación publicada en 2015 en Science Advances– que las tasas de extinción de vertebrados hoy en día son entre 100 y 1.000 veces más altas que las que han prevalecido en los últimos millones de años, lo que significa que las especies de vertebrados que se extinguieron en el último siglo deberían haberse extinguido en 10.000 años. Este trabajo logró determinar que se había entrado en la sexta extinción masiva. Esto implica una pérdida de la historia biológica y de los seres vivos que han sido fundamentales en la evolución del ser humano –según señala Ceballos–, y la pérdida de los servicios ambientales que hacen posible la vida en la Tierra.
La extinción de especies es el punto final de este proceso, pero la extinción de poblaciones es igualmente preocupante porque son las que proveen esos servicios ambientales a nivel local y regional. Con este concepto estudió las poblaciones de perritos de las praderas, que en los años 90 se consideraban una plaga y había programas para exterminarlos. Gracias a este trabajo, publicado en 1999 en la revista Journal of Arid Environments, Ceballos y su equipo lograron determinar que no solamente no son una especie plaga, sino que son fundamentales para mantener su ecosistema, que son los pastizales del suroeste de Estados Unidos y del norte de México.